Sobre las alas negras se apostan
las profundas sombras, extendidas
en el azul árido y amargo de las tristezas
inútiles.
Las ojeras son el antifaz de la vigilia,
ante la precariedad del sueño que huye
y no nos acoge en su almohadón
de redomas sin vértices, con la embocadura
embocadura afilada, seccionando los labios
durante el beso entregado
en el narcótico bebedizo de amores mentidos.
Sobre las alas negras, esa pesadumbre
de cimientos, que en los pies se solidifican
e impiden nuestro paso al paraíso.
Se recogen hierbas malignas y el humo
borra las imágenes bellas que recordábamos
del tiempo de la infancia.
Hoy es el ayer del mañana desafortunado,
a no ser que pongamos remedio, para salir
de un apeadero con raíles oxidados
y árgomas y espinos enredándose
en nuestro destino...
durante una infructuosa espera.
Escrito en Marzo 2018 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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