Los ángeles sólo son visibles, a través
de los ojos de un niño.
Todo lo que existe es la falsedad,
que disfraza y oculta, una inocencia tan pura,
que se respira por todos los poros de la piel.
Cuando los años vencen la curvatura
del cuerpo, rara vez elevamos
los ojos al cielo o miramos hacia atrás
buscando aquello que dejamos olvidado
en el cajón de los juguetes.
Somos y nos hacemos más res-pon- sables
y herimos con esto nuestra capacidad
de soñar y crear algo hermoso,
desde una fantasía admitida y elaborada
con tanta dedicación, como amor
incondicional.
Sólo por el hecho de jugar y compartir ese,
nuestro mundo recién descubierto,
con la claridad del alba en nuestra alma,
sin enturbiar el agua que nos calma la sed
de expresarnos tan tiernos
y humanamente niños.
Escrito en Marzo 2018 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario