Tus pestañas son anzuelos,
que desde los ojos lanzas
en profundas miradas, emocionando
un mar de pasiones en la tensa calma,
de una espera que se desea inacabada,
por los matices que hacen más atractivos
los suspiros que provocan el anhelo
de un futuro encuentro.
En esa divagación, la imaginación vuela
y construye fantasías de cristal
y plumas de ave o tibias densidades
de dedos, acariciando la piel
tersa y húmeda.
¡Atrápame en tus sueños!
El vuelo grácil de un insecto, se posa
sobre tus mejillas, para despertar una vez más
los instintos dormidos
en la pereza de la noche.
Escrito en Marzo 2018 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”
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