El asco, el hastío, la mueca forzada
que hace de una sonrisa, un lamentable rictus,
como si la felicidad doliera o se debiera
pagar tributo por su disfrute.
El gesto constreñido de colon irritable
o hígado a punto de reventar,
en un impío esfuerzo por maquillar
nuestro estado de desánimo.
¡Cuesta tanto ser feliz y sacar la miel
en cada momento!
Molestan los felices, con sus caras
espléndidas, llenas de luz y su sonrisa
distendida.
Molestan las voces de los niños y nos ofende
su inocencia ¿No saben del podrido mundo
que les hemos dejado?.
A nadie le importa nada de tu vida,
si no es para herir o sacar provecho
de tu ridícula fé en los demás.
A base de desengaños conseguirán
que mueran todas las ilusiones
y volverás “A SU NORMALIDAD “.
Escrito en Marzo 2018 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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