La voz atenaza el ánimo con un decreto,
pero el incumplimiento del mismo,
nos concede la libertad de acertar o
equivocarnos.
La rebeldía no es romper todo lo creado,
sino crear de nuevo, desde lo absurdo o
inconcebible.
No aceptar significa una renuncia,
pero también se debe plantear otra alternativa.
Rompamos la mecedora, para no dormirnos
y asesinemos ese instante con las saetas
del reloj.
He de bajar a las profundidades, para hallar
cuán alto se puede subir, desde la nada
o desde cualquier abismo que genere
una dificultad, sin duda, con el ánimo
de esperar ser resuelta.
Así pues, la ambivalencia es la opción
entre dos posibilidades contempladas.
Escrito en Marzo 2018 por Eduardo Luis Diaz Expósito.”zuhaitz”.
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