En los ojos se guardan los garfios
que nos herían con sucesivas interrogaciones.
La frialdad se refleja en la pupila
y se adivina un alma acrisolada
en el vidrio exhausto en el calor de la llama
y quebrado en las nobles intenciones.
Un arañazo en la conciencia es el grito
que jamás fué remitido, sepultado
en el silencio, siempre con el temor
de ser descubierto.
No valgo para engañar y guardar la calma
en la mentira, cuando mis pobres ojos bailan,
queriendo escapar de sus cuencas,
para contarlo todo.
Todo lo que sucede y afecta, sacudiendo
cada existencia pura o mezquina,
para derrumbarnos por causa
de las doctrinas impuestas
y los desengaños de quienes ofenden
el buen juicio, con falsas promesas.
Escrito en Marzo 2018 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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