Panza de oronda madera,
etílico gas de bodega en la penumbra.
La gruta del vicio es la sepultura
en la ironía de una resurrección
en los sentidos, para después caer
aturdido en el sopor.
La lengua termina por no caber
dentro de la bóveda de la boca y los ojos
se enturbian, nublando la visión.
Se tiende al adormecimiento y miles
de hormigas bullen en el cerebro,
afectado de luces extrañas
y chispazos aislados de escasas razones,
que huyen del nido del intelecto.
Cortocircuito, tal vez dentro de la alquimia
del alcohol y el exceso de velocidad
del pensamiento, que emerge de la nada,
para formar una idea, que desea salir
y ser parida en una sangrante realidad,
que niega toda evidencia de certeza
en los hechos que jamás llegaron
a consumarse.
Escrito en Marzo 2018 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario