como quería vivir,
he intentado resistir,
aun sabiéndome perdido
en un mar de incongruencias,
conservando mi latido.
Lo que pudo ser, no ha sido,
tal vez por mis imprudencias.
Aposté fuerte en la vida,
pues creía en el amor
y nunca tuve el honor
de completar la partida,
con una intención suicida,
la carne en el asador
puse. siendo el trovador,
en una causa perdida.
Creí mi propia mentira,
al pensar que el mundo es bueno
y me ha estallado de lleno,
mientras en mi entorno gira,
una maldad que es latente
y además, nos mortifica,
una maldad que, edifica
su castillo entre la gente.
Confieso, que en mi ilusión
se construyó una quimera,
muriendo en la lenta espera,
sin razón, ni remisión.
Quise encontrar la razón
de tan cruel desatino,
si tenemos un destino,
no ha encontrado la ocasión
de mostrarme la bondad,
que otorga a quien se imagina,
que la suerte, en una esquina,
manifiesta su verdad.
Tal vez sea la obviedad
de quien nace sin estrella
y aunque la vida es muy bella,
la ensucia nuestra maldad.
Y así surge el gran vacío,
de quien esperando en vano,
fluye a través de su mano,
creándose un desvarío.
La vida es agua de un río,
que en el tiempo se diluye
y solamente se intuye,
por su humedad y su frío.
Perdiendo la calidez
del amor, que fue prohibido,
cuando de sobra, es sabido
que es frágil, su sencillez.
Confieso que no retengo,
ese momento preciado,
ya no estoy enamorado,
nada espero y nada tengo.
Mi vacío existencial,
lo cubro de poesía
y así vivo cada día,
para no sentirme mal.
Escrito en Enero 2025 por Eduardo Luis Díaz Expósito.“zuhaitz”.
© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario