sobre la línea de tu sonrisa.
Su destello iluminó tu rostro y no he visto jamás, un fulgor tan hermoso.
Me has saludado, y la nieve de las altas cumbres, envidiaron la blancura de tus dientes.
Siempre me he preguntado, cómo se pueden
engarzar perlas tan blancas y perfectas
en el escueto borde de una sonrisa.
Tal vez, el horizonte más bello, se haya prendado
de tu boca, y besando tus labios, se aloja
entre tus encías, pretendiendo llegar
hasta tu alma.
Por ello, cuando sonríes, el sol queda cautivo
de tus encantos y lo compartes
desde tu alegría, a todas las personas
que te deseen un gran día, colmado de dicha
y felicidad.
Escrito en Enero 2025 por Eduardo Luis Díaz Expósito.“zuhaitz”.
© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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