me hechizó con su porte y su candor,
descubriendo el secreto del amor,
bajo el pálido reflejo de la luna.
Trasladó su carisma hacia mi historia
despertando mi ilusión, en la inquietud
de mi loca canción de juventud,
escribiendo su poema en mi memoria.
Y la amé, como se ama a todo sueño,
que mantenga mi atención, porque despierto,
me elevé, como una voz en el desierto,
y clamaba en mi razón, su dulce empeño.
Descubrí la sensación de proyectarme,
hacia ella, por amor, en lo divino,
trasformando mi tristeza en dulce vino,
cuando supe comprender, que pueda amarme.
En la núbil esperanza de los días,
ya lograba enfatizar esta emoción
y el amor, me fue llenando el corazón,
en el gozo de sentir sus alegrías.
Era joven y alocado, en el impulso,
que nos mueve a dedicar a la ternura,
la razón hacia una cándida locura,
que mantenga en el latido, un nuevo pulso.
Era joven y alocado el sentimiento
que crecía, al estar enamorado
y era algo, tan profundo y delicado,
que no supe describirlo en su momento.
Con el tiempo, por tu amor, yo descubrí,
que el sentido de la vida es el amor,
desde entonces, sólo he sido un trovador,
por el verso más hermoso que escribí.
Escrito en Enero 2025 por Eduardo Luis Díaz Expósito.“zuhaitz”.
© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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