porque prisa, nunca tiene,
nada se debe entregar,
pues tarde o temprano, viene,
con su túnica raída
y su cara descarnada,
pronto acaba con la vida,
la vida no vale nada.
Es ese instante de suerte,
que como un rayo veloz,
deja un espacio a la muerte,
en una visión atroz.
Porque nada persevera,
todo se va deshaciendo
en la forma más severa,
sin saber qué está ocurriendo.
La vida es un suspirar
y en su suspiro, se muere,
nada se puede esperar,
porque el tiempo nos ingiere.
Nuestra vida va pasando
en silencio, entre las sombras,
el tiempo la va enredando
y por temor, no la nombras.
Vida que, queda ingerida
en un tiempo que es letal
y es consecuencia en la vida,
este destino fatal.
Muerte, vida y ascensión,
para salir de un infierno,
hacia una nueva visión,
que diagnostica lo eterno.
La muerte es la realidad,
que en el tiempo se deshace,
brotando una eternidad,
que en nuestras vidas subyace.
Escrito en Enero 2025 por Eduardo Luis Díaz Expósito.“zuhaitz”.
© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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