roza la espuma en el borde ávido besando
la playa. Su aliento es la brisa, vestida de tules.
Nunca se presta a la insensatez de acercarse,
sin emitir un sonido de advertencia.
Es ave que se precipita sobre las aguas resueltas y después flota,
entre sus caprichosas mareas,
pero siempre hay una nota que huye lejos,
desde el impecable rumor de sus olas.
En el vértigo, se cuentan historias de abruptos
arrecifes y promesas rotas sobre las quillas
de sus barcas, otrora engalanadas.
(novias recientes, bajo el altar de un límpido
cielo)
Algunas migajas en la memoria,
dejan constancia de los recuerdos
y la nostalgia invade cada rincón, en donde
el agua no llegó a calar dentro
de sus conciencias.
Hubo una marejada con vientos nuevos
y una tilde sobre los hombros, que fueron
descargando un inusual peso de párpados
insomnes, en cuyos pliegues se guardaban
todas las distancias que quedaron por recorrer,
en su travesía hacia otros mares de leyenda.
Escrito en Enero 2025 por Eduardo Luis Díaz Expósito.“zuhaitz”.
© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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