que muestran sus párpados abiertos,
perdidos por su calma, en los desiertos
o en rios con sus bordes recamados.
Espumas en la ola enardecida,
que entrega su violencia, cuando ensaya
llevar su cometido hasta la playa,
sumisa ante furor de su embestida.
Belleza ante un caos predecible,
ingenio de cruel naturaleza,
que rompe su estructura en la belleza
al límite total de lo increíble.
Belleza que, al saciar la sed del alma,
serena es la quietud de su reposo,
amante de paz, en el ocioso
instante precedido por su calma.
Escrito en Enero 2025 por Eduardo Luis Díaz Expósito.“zuhaitz”.
© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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