Si habéis visto brillar, al despuntar
el día, cuando empieza a caminar
el sol, entre los rayos de la aurora.
Sus ojos llevan brillo en su mirada
y el fuego que nos quema, nos provoca
una insaciable sed que, a nuestra boca,
acude en una calma deseada.
El día nos parece revelar
el vuelo de las aves pasajeras,
que portan en sus alas mensajeras,
el canto que debemos escuchar.
Su vuelo es la majestuosidad,
que ansiamos a lo largo de esta vida,
sabiendo que, tal vez quedó perdida
la ruta hacia nuestra libertad.
Sabed que, bajo el cielo está el camino,
si alzamos nuestra vista, al contemplar
la línea que separan cielo y mar,
trazando un horizonte o un destino.
Sabed que, todo surge en la emoción,
pues al rayar el día, alza el vuelo
el ave que, perdiéndose en el cielo,
su trino nos recuerda una canción.
Que todo llevará a la conclusión,
del día, que se muestra y amanece,
como un bello presente, mientras crece
la luz, desde ese lóbrego rincón.
La vida, cada día nos sorprende
con una diferente perspectiva,
pues siempre permanece, aún más viva.
y es algo, por fortuna, que se aprende.
Vivimos entre sombras, esperando
la luz que nos despeje toda duda,
la vida es caprichosa y siempre muda,
pero un amanecer va despuntando.
El sol habita en ti, por la emoción,
de ver que pasa el tiempo, disfrutando
toda esa luz, que vamos desmembrando
para guardarla en nuestro corazón.
Escrito en Enero 2025 por Eduardo Luis Díaz Expósito.“zuhaitz”.
© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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