que, no tengo propiedad,
sobre el destino o mi edad,
para pasar por el aro.
En toda esa divergencia,
opino que la razón,
no es poner el corazón,
si gobierna la impaciencia.
A tumba abierta, mis huesos,
me recuerdan, siempre a mano,
que sólo soy un humano,
entre mortales confesos.
Por eso pienso y medito
sobre el fin de la existencia,
porque aun, teniendo paciencia
lleva algún toque maldito.
Si no sabes disfrutar
de cada instante vivido,
será ese tiempo perdido,
que no puedes rescatar.
Escrito en Enero 2025 por Eduardo Luis Díaz Expósito.“zuhaitz”
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