mirada iracunda que hace crepitar la madera
de un viejo árbol.
Bajo su ardiente aliento, el viento extiende
su poder de manto bermellón o carmín
y se entremezcla con el púrpura de la sangre
caliente que, un corazón bombea desde
la incertidumbre y el temor.
Los ojos del fuego emergen desde la tierra
y sus lenguas lamen el cielo nocturno,
en un extasiado conjuro.
El temor y la fascinación se unen, ante el terror
a la devastación o la calma, en el confortable
calor de la leña ardiendo en el hogar.
En el brillo de nuestros ojos, se reflejan
las llamas y el alma se desnuda
como descubierta pon infinitos aguijones
de luz.
Escrito en Enero 2025 por Eduardo Luis Díaz Expósito.“zunaitz”.
© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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