A veces es la belleza
de tal brillo y claridad,
que no vemos en verdad
lo que su interior refleja.
Ese lejano lucero
que apenas se ve el destello,
tan diminuto y tan bello,
como sencillo y sincero.
Lo que brota de tu esencia
en alma y vida que entrega
lo que en otros ojos niega
en mineral imprudencia.
Esa belleza estructura
en la bondad la razón,
se afianza en el corazón
y sólo por ello, perdura.
Escrito en Diciembre de 2014 por Eduardo Luis Diaz Expósito."zuhaitz"
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