miércoles, 25 de mayo de 2022

Bendita y necesaria lluvia.

Caen las gotas de lluvia, 
incesantes perlas transparentes,
sobre el rostro marchito de la tierra.
Hay una aridez de sed infinita en su rugosa
piel de arcilla.


Parece apiadarse el cielo, frunciendo las cejas
y formando nubes de triste tormenta,
que derraman su llanto desde los ojos
declaradamente desbordados, 
hasta los labios resecos de las plantas.


Existe un valle o cuenca, donde guardar
toda la piadosa humedad, 
que los viejos árboles recuerdan y llega 
hasta sus raíces.
Austeros y firmes, permanecen 
con su piel  endurecida durante estáticos siglos, arañando los  cielos con sus ramas,
como una plegaria que necesita escucharse.


Eterna voz que se eleva, sin sonido,
a la espera del agua, que se derrame
en bendiciones de copiosa lluvia .


Escrito en Mayo 2022 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.



© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.




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