sábado, 2 de julio de 2011

El Sentido de la Justicia

No hay mejor ley que uno mismo,
si se es fiel a las razones,
lo demás, imposiciones
para caer al abismo.

Otro social compromiso
que aunque se quede anticuado,
a tus espaldas firmado
hacen de ti un ser sumiso.

Leyes que son confusión,
sus letras tergiversadas
a menudo, interpretadas,
cambian de oficio y razón,

Tanto tienes, tanto vales,
aquí no sirven virtudes,
se encierran en ataudes
cuando del juzgado sales.

Si eres sólo un desgraciado
sin más bienes que tus penas,
sufrirás larga condena,
así decidió el jurado.

Mas, si es tu caso el contrario
y eres rico adinerado,
tu crimen es perdonado,
jamás serás presidiario.

Así, la ciega justicia
con los ojos deslumbrados,
juzga justo o juzga errado
depende de su codicia.

Sé tú, el juez y testigo
de tus normas y mudanzas,
pésalos en la balanza,
sé tu perdón y castigo.

Sigue tu propia conciencia,
siempre serás bienhechor,
aunque sólo el Creador
atestigue tu prudencia.

No vivas en el disgusto
al sentirte incomprendido,
en el mundo en que has nacido
no siempre triunfan los justos.

La vida con sus ficciones
se quemarán en la hoguera,
y así, de alguna manera
cada cual con sus acciones.

Que creyeron dominar
y una vez, concluso el plazo,
al dar el último paso
habrán de justificar.

Escrito por Zuhaitz en 1984

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