miércoles, 14 de julio de 2021

Una noche entre los manglares.

El viento gemía con voz plañidera,
mientras las llamas de las hogueras 
trataban de lamer el aire 
con sus largas lenguas.


La noche era un anillo de brillantes estrellas 
y todo giraba en torno al espejo oscuro 
del río.
Desde los árboles mudos
descendían líquenes, con esa tristeza 
que rezuma  una melancolía que se prolonga 
en largos filamentos o callados lamentos,
para no despertar a los espíritus durmientes.


Se hizo el silencio en los manglares 
y las ramas más viejas de los árboles,
quedaron sumergidas en las aguas del olvido.
No quedaron visibles las lágrimas,
ya que fueron sumergidas en sus aguas 
y de nuevo, el viento ululaba con voz aguda,
al tiempo que la Luna, matizaba las sombras,
espectralmente largas, interminables,
sobre una noche eterna, en la espera 
de la luz de amanecer que pueda esclarecer 
todos sus misterios.


Escrito en Julio 2021 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.

© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.






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