martes, 27 de julio de 2021

Que no muera nuestra palabra en el camino.

Me asomo al mundo, caminante exhausto,
con más polvo sobre mis pies, que alegrías
guardadas en mi memoria.
Desde mi balcón noto el vértigo y la angustia 
que tenemos por nuestras carencias 
y sobradas desilusiones.


Brotar de nuevo sobre la tierra,
 sería la perfecta magia, para abrir los ojos
a un nuevo sol que brille sobre todas 
las esperanzas, con un obligado cumplimiento 
de lealtad para  con los demás y hacia
nosotros mismos.


Me asomo al mundo, sin fe y sin lágrimas,
con un escudo de silencio y una espada 
de brillantes razonamientos, con que matar
el absurdo y la injusticia.
Sin hablar, ni pestañear siquiera, ante el caos 
que nos rodea.
Camino entre los huesos calcinados 
de una razón, que murió en el lecho 
de los sueños, atacada 
por una letal indiferencia .


Camino esgrimiendo la palabra sobre
las tumbas abiertas, que tratan de devorar 
la carne de toda filosofía necesaria, 
para hallar un motivo para vivir 
y hacer de este valle de lágrimas, 
un florido vergel con sonrisas infantiles 
y hombres de verdad, que caminen
junto a mujeres auténticas, 
sobre una tierra de nadie,
que a todos nos pertenece.
¡ Qué no muera nuestra palabra en el camino!.

Escrito en Julio 2021 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.

© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.





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