el árbol busca los cielos
y va creciendo en anhelos
abriendo paso en la piedra.
Contempla la luz primera,
desde sus brotes primeros,
la lluvia en los aguaceros,
limpiaron ya su ceguera.
La vida en tu entorno gira
nutriéndose de sus ramas
y el día crece entre llamas,
mientras el aire se aspira.
El árbol es voluntad,
que desde su raíz prospera,
en siglos de larga espera,
pero fiel a su verdad.
Caduca ha ser su hoja
o perenne en el instante,
que decida su semblante
y su condición lo escoja.
Eso define su hechura
su edad y temperamento,
semilla fue en su momento,
y el tronco, su envergadura.
Árboles de inmensa talla
o de muy corta estatura,
que preservan la natura
en ese verdor que estalla.
Y en la selva virginal,
su reino de clorofila,
entre matices perfila,
su premisa original.
Verde, como verde vida,
que en la tierra se corona,
verde que se confecciona
en la selva florecida.
Verde, sustrato y sustento,
árbol de vida, que crece
y al ser humano guarece
con su sombra y con su aliento.
Escrito en Julio 2021 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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