anillos para desposarse,
la aurora no quiere entregarse,
o al menos, no lo quiere ahora.
Dorados anillos que, al cielo
los lanza por el compromiso
de quien los desea y los quiso,
tal vez, porque ese es su anhelo.
La luna, celosa se esconde,
con una sutil amargura,
la noche, en su triste negrura,
se calla y no la responde,
pues sabe, y lo siente en la piel,
que el sol, no es amante fiable,
lo cual, nunca fue aconsejable
que tu amante sea infiel.
Engaña su falsa promesa,
tan sólo un instante la besa
y vuelve a desaparecer.
La luna, en la noche agoniza,
dejando un rastro de ceniza,
que llega hasta el amanecer.
Escrito en Diciembre 2025 por Eduardo Luis Díaz Expósito.“zuhaitz”.
© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.

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