Un beso.
El labio fecundo posa
en las alas de la ternura
sobre la boca temblorosa.
Picoteando esa espera indecisa,
ese no atreverse a volar
y desear el vuelo.
Un beso rompe el silencio
y se hace la luz,
uniendo en el mismo hechizo
dos corazones amantes.
Escrito en 1998 por Eduardo Luis Diaz Expósito."zuhaitz"
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