La indiferencia y el interés creado
son los asesinos del amor.
La pureza cayó sobre un charco
de miserias cenagosas y se impregnó
de la sustancia más grosera.
Ni todas las lluvias, ni todas las lágrimas,
borrarán lis pecados cometidos,
cuando la sangre dejó de fluir
por la venas, para convertirse
en ríos de desgracia sobre las avenidas.
Hoy he muerto de nuevo
con todas las muertes, que pesan
sobre nuestras espaldas
y no basta con cerrar los ojos para no ver,
el olfato detecta el olor de la sangre,
la pólvora y las mentiras.
Escrito en Mayo 2018 por Eduardo Luis Díaz Expósito."zuhaitz".
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