¡Qué dulcemente, la flor recoge sus pétalos
sobre el cáliz!
La ternura hace acopio de suavidad,
y lentamente protege su débil cuerpo
del frío nocturno.
La fría noche, envuelve su sueño
en un negro tapiz, cuajado de estrellas
y algunas centellas, cruzan raudas,
dejando una estela de fuego y luz,
tras su repentina marcha.
El silencio atrapa todas las músicas posibles
y se escuchan violines de cigarras
y gorjeos de aves, que se resguardan
en la espesura del bosque.
¡ Qué calladamente, nuestra mente
queda presa en ese dulce encanto de plata!,
que la Luna ofrece, sobre la sombra exigua.
Un leve reflejo, irisa las alas brillantes
de una libélula y el verde musgo
de las piedras orilladas, adquieren
un tono blanquecino. En la quietud de una fría noche
Hace frío y apetece acurrucarse a tu lado.
Escrito en Mayo 2018 por Eduardo Luis Díaz Expósito."zuhaitz".
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