lunes, 7 de mayo de 2018

La vida danza entre llamas y cenizas.

Muda de forma la danza, pero la danza 

es muda, sin lugar a dudas.

La música pone voz y acento, en un intento 

de acompasar la danza.


Vida, danza muda o mudanza,

todo es cristal en espejos de agua,

que atrapan la imagen que de la vida

formamos.

El viento es una caricia ondulante, 

que peina la imagen y cambia su forma.

En un estanque caben 

todas las flores acuáticas, como esperanzas

fieles a su reflejo y a partir de las emociones 

sentidas.


La vida es uno mismo, proyectado 

en un caminar sin cesar, hacia el ocaso 

o el abismo.

Todo comienza y concluye,

se crea y se destruye,

para encontrarse luego

en el espíritu del fuego.

Fuego redentor, que libera,

para que lo que nace, muera

bajo un fuego abrasador.


Quien renace de la ceniza,

nunca muere, se eterniza.


Escrito en Mayo 2018 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.


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