Muda de forma la danza, pero la danza
es muda, sin lugar a dudas.
La música pone voz y acento, en un intento
de acompasar la danza.
Vida, danza muda o mudanza,
todo es cristal en espejos de agua,
que atrapan la imagen que de la vida
formamos.
El viento es una caricia ondulante,
que peina la imagen y cambia su forma.
En un estanque caben
todas las flores acuáticas, como esperanzas
fieles a su reflejo y a partir de las emociones
sentidas.
La vida es uno mismo, proyectado
en un caminar sin cesar, hacia el ocaso
o el abismo.
Todo comienza y concluye,
se crea y se destruye,
para encontrarse luego
en el espíritu del fuego.
Fuego redentor, que libera,
para que lo que nace, muera
bajo un fuego abrasador.
Quien renace de la ceniza,
nunca muere, se eterniza.
Escrito en Mayo 2018 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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