viernes, 29 de abril de 2022

La pubertad y la posterior pérdida del paraíso.

Cuando el árbol del  conocimiento
 perdió sus frutos, el deseo descendió,
con forma la serpiente, 
envenenando el instinto
e hizo del placer, una insaciable necesidad,
que se llegó a convertir en un pernicioso vicio.

El cuerpo débilmente adolecido, se agita 
como un mar violento 
de espermáticas espumas y se sacude
las arenas del tiempo y de la edad,
varándose en la playa, donde mueren 
todos los impulsos juveniles, cuando el deseo 
amaina, como tormenta pasajera 
en un día de verano.

Escrito en Abril 2022 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.

© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.




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