lunes, 7 de noviembre de 2022

Compartiendo algunas hebras de luz.

Como un dios que  olvida sus deberes,
la noche avanza sobre la oscuridad 
de la mente humana.
Si no presentimos un mañana de luz,
el presente se cierra sobre si mismo 
y no tenemos escapatoria entre las rendijas,
que apenas vemos desde nuestros ojos,
al apretar  nuestros párpados.


Sobre los escasos  márgenes que  quedan 
en nuestras esperanzas, se van derramando 
las aguas, ( antes vivas ) y ahora calmadas
en una lasitud que se contrae, como alma
que pierde la compasión y la ternura.


Angosta es la angustia que merodea 
en nuestras casas, para habitar cada uno
de los vacíos, donde vamos perdiendo 
las monedas que caen de nuestros bolsillos 
rotos.


No quiero un letargo de musgo, creciendo 
en torno a la muerte, sino esa pacífica 
explosión, que  logra que la vida 
brote de nuevo, en medio de esa celebración ,
donde el ser humano contrae matrimonio,
con la parte más auténtica de su alegría 
y la comparte, desmenuzando su hogaza
con tiempo, paciencia y todo el amor 
que sea capaz de atesorar.


Escrito en Noviembre 2022 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.

© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.




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