martes, 8 de noviembre de 2022

Entre las espinas de una interminable espera.

Tu cuerpo, tu núbil cuerpo, extendido 
sobre la cálida nieve de mis sueños.
Frágil y glorioso cuerpo, que  a la muerte
convoca e invita, en esa destrucción  última 
de la consciencia, antes de perder el sentido 
de una realidad, que  subyace entre brumas,
ante la claridad de los espejos, que tus ojos 
muestran.


Un juvenil encuentro, entre el volcán y el hielo,
la alentadora esperanza y las espinas 
que se enredan y se clavan en el alma,
durante una ausencia no deseada, 
no presentida, cuyo  dolor se enquista
y es una espuela que hiere al cuerpo 
abandonado a la suerte de los escasos 
amores y azotado por los vientos de la desidia.


Tu cuerpo único e irrepetible, sobre alfombra 
de maíz vivaz y verde musgo en la quietud 
de mi espera.
Siempre en la espera, a merced de un milagro 
a punto de suceder, pero que no sucede.
Todos tenemos unas cuerdas, que sujetan 
nuestra voluntad y apenas unos pocos,
consiguen romperla y deshacerse de ella,
para que el amor sea una realidad,
no un inconveniente.


Escrito en Noviembre 2022 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.

© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.






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