miércoles, 8 de febrero de 2023

Por nuestra inflexible arrogancia.

Ninguna lluvia puede apagar el destello 
de un relámpago. El agua copiosamente 
deshace el barro de la tierra y se filtra,
descendiendo hasta  el útero sombrío 
de sus profundidades, donde las raíces 
de los árboles, nutren y alimentan sus troncos,
haciendo que crezcan sus copas, que miran 
desafiantes al cielo.


No podemos alterar su poder,
 que  como un martillo inmisericorde,
golpea durante las tormentas los desnudos
campos.
No podemos frenar la furia 
de un mar embravecido, ni detener al viento 
durante la vorágine de un enojado tornado.


Hemos olvidado el sagrado oficio de respetar
a los elementos que  vagan por el mundo 
de la mano de la Naturaleza.
Somos el resultado de nuestra codicia,
al caer estrepitosamente entre los dedos
de unos dioses, que aprietan sus manos 
y nos deshacen sin esfuerzo, por nuestra 
inflexible arrogancia.


Escrito en Febrero 2023 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.

© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.




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