una voz por excelencia
y su bendita prudencia,
por la fe en su religión.
Amigo de sus amigos
por un tiempo atemporal,
fuerte ante el temporal,
las calles son sus testigos.
Las calles, antes vacías,
con su voz se van llenando,
mientras él sigue entonando
las más bellas melodías.
Recorriendo los rincones
de Bilbao y el Casco Viejo,
canciones de un tiempo añejo,
vibrando en los corazones.
Eco en la profundidad
de este bardo y su canción,
muy grande es su corazón
y más grande, su verdad.
El eco de un alma inquieta,
que vaga por este mundo,
con un acento profundo
y una visión de profeta.
Bilbaíno de adopción,
pues fue el destino el que quiso,
que asumiera el compromiso
de compartir su ilusión.
Bilbao lo acogió en su seno,
Pascual no puede faltar,
pues es el rey Baltasar,
en la piel de un hombre bueno.
Florece en su devoción,
esa canción que dispensa,
como premio o recompensa
y suena como oración.
En este tiempo actual,
tu voz es la bendición,
que nace en tu corazón,
querido amigo, Pascual.
Escrito en Septiembre 2024 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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