miércoles, 20 de abril de 2011

Oda a la Curva

Muy bien, me he puesto a pensar
que si la Tierra no es plana
la recta así no se llama
no se la debe nombrar.

No nos vamos a engañar
curvo es nuestro firmamento,
curvo el fruto y alimento,
curvas las olas del mar.

Curvo el monte y sus laderas,
el ojo con que miramos
curvo, el corazón que amamos,
la gracia de tus caderas.

Curvo es el largo bostezo,
la fresca y amplia sonrisa.
Curva es la hierba en la brisa
y el arco del entrecejo.

La luz del sol irradiante
se descompone en color
en un arco trovador
de mil gotas delirantes.

Es un signo de esperanza
que cruza el cielo azulado
y que el buen Dios ha dejado
mostrando una antigua alianza.

Curvos son los recipientes,
el bastón en nuestras manos,
curvos los dorados granos
de trigo resplandeciente.

Curvas, las raices duras
del roble en siglos forjado,
curvo el río desbocado
en sierpes de su andadura.

Curvas son, llamas de ira
el fuego y su ardiente abrazo.
Curvo es el dulce regazo,
amparo y crisol de vida.

Curvos son nuestros pulmones
volcanes de los suspiros,
curvo el laurel, que prendido
corona a los campeones.

Curvo el pan de cada dia,
curvo el horno en que se cuece.
Curvo el cuerpo que adolece
vejez o melancolía.

Curvo ha de ser el destino
de los huesos que sostienen
el palpitar de mis sienes.
Curvo es también mi camino.

Y de de ir con curvaturas
más lejos y más profundo
en este curvado mundo
que ha de ser mi sepultura.    

Por más razón de cordura
 ved que lo que digo es cierto,
este poema es un huerto
de curvas en su escritura.

 Zuhaitz

Publicado en el poemario:
" Calles desiertas de la esperanza". ISBN: 978-84-15176-65-7
Depósito Legal: BI-701-2016



   

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