y te señalo en mi frente
como un signo externo,
que quisiera sentir en mi interior.
Clavada en mi pecho estás,
rosa sin espinas, alba de pétalos brillantes.
Ávido de tu aliento, brisa suave en mis labios desnudos.
¡Vísteme de ti y que un halo
circunvale nuestras cabezas amantes!.
Enroscado con tu pelo, mi cuello quiero sentir
enredadera o hiedra.
¡Ten mi calor y alimenta con él tus noches,
todas tus noches!.
Con esa tibieza de Sol hecho cáliz
en el umbral del firmamento.
Firmamento todo puro, todo extenso, inmaculado y envolvente,
todo amor, pupila azulísima.
Tu sonrisa ha borrado la futilidad de mi existencia
y su blanco horizonte ribeteado en carmesí,
es el mismo que perdí
y nuevamente he encontrado
en el roce extasiado de tus labios.
Junto a ti de nuevo y en ti,
una llama poderosa se apodera de mis ojos.
Regaré con mis lágrimas
la fertilidad de tu cuerpo.
¡No! No retires mis manos de tus caderas,
deja que como alfarero
las deslice en tu curva maravillosa
y pueda sentir el vértigo de las olas
en tu figura.
¡Y aspirar! Aspirar tu piel
como una flor delicada
y apenas rozar el milagro de ternura
que escapa de sus poros.
Sentirte toda y plena ¡Mujer!.
Que no tendrás mejor espejo
que los ojos de aquel que te ama.
Zuhaitz
Publicado en el Libro de poemas " Glorias áureas" ISBN: 978-84-15176-55-8
Este es uno de los poemas que mas me gustan. Tienes un don para la poesia.Sigue asi,nunca lo dejes. Soy tu mas fiel admiradora.MªJose.
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