Allá donde la luz asoma
desde una gran balconada,
los dulces labios de mi amada
son como blancas palomas.
Tu esbozas la sonrisa,
como pañuelos al viento
y en ese instante, yo siento
una fresca y dulce brisa.
Allá donde danzan las nubes
encima de las tormentas,
mi amor crece y se sustenta,
corona tu nombre y sube.
Baja de los cielos luego
la ternura celestial
y extiende su delantal
de la pasión y los juegos.
Juegos de Amor desbocados
que dejan huella a su paso,
alados,como Pegaso
sobre un beso reposado.
Zuhaitz
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