para escribir en ellas epitafios
de muertes de amor o inconsciencia.
No queda ese frío tan severo,
que pueda vencer a la nieve de mis sienes y transforme en hielo
mi corazón.
Todas las cuchillas afiladas por mortales
heridas, no consiguieron cortar
mis ánimos, ni seccionar mi vida,
separándome de la consciencia
de la alegría de vivir.
A cada muerte en la ilusión,
un nuevo fulgor acude a mi alma
y la certeza de que nada muere,
consigue que mis alas no se mojen
con las lágrimas provocadas por
vuestra falta de amor, en mi corazón herido por las saetas lanzadas
desde vuestras impías miradas.
Escrito en Mayo 2017 por Eduardo Luis Díaz Expósito."zuhaitz".
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