sábado, 6 de mayo de 2017

Península de esperanzas

Nunca me sentí tan aliviado, como cuando maté a mi soledad 
con un exceso de mi propia compañía.

Salí de un naufragio y hallé otras islas 
de tristeza, semejantes a la mía.
Ahora mis manos son el istmo 
de una península entre dos tierras quebradas y un cielo de sonrisas,
flotando en océanos de tristeza.

Nadie sabe de la fuerza de su espíritu,
hasta que, tocando fondo, se decide
tomar impulso para alcanzar 
la superficie.

Escrito en Mayo 2017 por Eduardo Luis Díaz Expósito."zuhaitz".

No hay comentarios:

Publicar un comentario