Muerdo el aire y en mi lengua se deshacen
los copos de nieve.
Veo colores en la oscuridad y giroscopios
con números, que jamás vi en rifas,
ni tómbolas.
Acierto a decir lo que pienso, cuando pienso
en lo que debo decir
y aunque parezca mentira, lo incierto
es la certeza que amasamos en la duda
y que no nos atrevemos a comentar
al carecer de la certidumbre de su identidad
y veracidad, claramente despejada
de toda serie de dudas, ante el inflexible juicio
de los que, perdiendo el suyo,
juzgan con ligereza, lo que los demás
sobrepasan juiciosamente.
La mente inteligente, no miente.
su pensamiento ardiente es valiente
y es buena simiente que escapa
entre sus dientes con su palabra omnisciente.
Es relevante, va un paso por delante
y en toda conclusión sirve de meditación,
para que el verbo no muera
y camine despacio, antes de que alguien
pueda escribir su epitafio.
Escrito en Diciembre 2018 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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