martes, 4 de diciembre de 2018

No admitimos otra voz que la nuestra

En el hueco de la escalera,

donde escondemos 

la vergüenza a mostrarnos, se incendia 

el viento colérico, al no admitir los reproches 

sobre los hombros, ( pesada carga, de la cual

nos deshacemos para que sea otro 

quien la cargue ).


No suena igual nuestras voces, emitidas

desde dentro, que el estruendo 

de las voces ajenas, que emiten

desde fuera.


Trazamos líneas para delimitar parcelas,

aunque el riesgo es dejar la piel 

en las alambradas que las separan.


Se abre una flor al rocío, con la inconsciencia 

de ignorar, que el sol ha de secar

sus estambres.


Aciaga ceguera, de quien no advierte 

en el bostezo, el próximo ataque 

de la avidez de unos dientes,

mordiendo todos los presagios.


Las ventanas cierran sus postigos,

mientras la vida pasa variando su paso 

a cada segundo.


Escrito en Diciembre 2018 por Eduardo Luis Díaz Expósito."zuhaitz".


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