miércoles, 23 de enero de 2019

Como cristales de agua, como espejos de aire.

El sexo del agua, el sexo del aire.
La ninfa desnuda, que danza en el lago,
que agita las olas y surca los vientos.

Quejidos, hendiduras en la tierra, por donde
fluyen las emociones de sentirse elemento,
que guarda las últimas plumas
del ave del deseo.

El sexo del agua, el sexo del aire.
La razón de la calma en un tranquilo atardecer.
La serenidad sin impulso, tan sólo la inercia
que va llegando y nos mueve, sin deseo,
ni intención... como el agua o el viento.

Tan sólo la inercia de ser y de sentir,
sin ensuciarnos para poder vernos,
con el alma recién estrenada, limpia, Pura
y diáfana, como cristales del agua,
como espejos del aire.

Escrito en Enero 2019 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.



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