Si se duerme al compás
de un engranaje sin alma, que decide
cada uno de nuestros pasos.
No puedo abarcar con mis manos
todas las manos tendidas que piden ayuda.
Sólo soy un hombre y dentro
de mis limitaciones, salgo del cotidiano hastío
e intento mejorar mínimamente
el entorno que me rodea.
Pero...¡Es tan amplio el mundo!
¡ Y mis manos son tan pequeñas!.
No basta la compasión, ni las lágrimas,
o implorar justicia con las manos cercenadas
y la lengua arrancada, por el temor
que el poder tiene, imponiéndose y limitando
nuestras expectativas de generar
una conciencia, para desarrollar un mundo
ligeramente mejor al que tenemos.
Escrito en Enero 2019 por Eduardo Luis Díaz Expósito."zuhaitz".
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