domingo, 14 de junio de 2020

No hiere la luz, sino la llama.

El calor del deseo derrite mis ansias,
aunque en la frialdad de una mirada,
se solidifica todo el vapor de la inercia,
que emana de mi imaginación.


Nada es real, ni comparable a la imagen efímera que divaga en mis sueños.
La realidad hiere con sus aristas,
porque las palabras cortan con sus filos 
y los hechos son los escombros amontonados 
de todas nuestras miserias.


La grandeza del alma sucumbe  
ante las atronadoras voces, que crecen  
en tamaño y volumen por las mentiras 
fagocitadas.

El sexo  y el dinero van de la mano con el poder
y se van rompiendo uno a uno
los espejismos de la belleza y la bondad.
se acumulan tensiones y se gravita
en torno a un núcleo incandescente,
que va quemando los cabellos a la razón 
y las alas a la esperanza.


Escrito en Junio 2020 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.

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