reducen el espacio, cuando volar es el gozo
del disfrute de nuestra libertad.
Vertientes de agua, precipitándose,
caudal de emotivos reflejos
en dorados sueños o las cimas que deseamos
coronar con nuestro esfuerzo.
Las fronteras son todas las prohibiciones
que debemos franquear.
Nadie camina sobre ascuas encendidas,
pero el atrevimiento ignora el dolor,
cuando la recompensa es superarse,
para ascender un peldaño más y crecer
obteniendo una nueva dimensión
en la visión de la vida.
Nada es fácil, pero lo inmóvil y estático,
carece de la inercia para impulsarnos
a nuevas metas y descubrimientos.
Sólo el oro no conoce la herrumbre,
a pesar del tiempo y el cobre,
como moneda de cambio, no tiene valor
y por falta de decisión, acumula el cardenillo
que ensombrece su belleza y degenera
ocultando su imagen primigenia.
Los límites son temores que crecen,
cuando se pierde la confianza en unas alas,
que nos permitan remontar el vuelo.
Escrito en Junio 2020 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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