que surge de la nada, en el momento
en que pierde su rumbo un sentimiento,
cuando amar se convierte en un fracaso.
Es el mismo sentimiento, que trastoca
el impulso amatorio en que vivimos
y al agriarse en el dolor, lo convertimos
en un odio, que en tu alma se disloca.
El amor que ha sido herido, en su fractura
se diluye al perder las ilusiones,
ya no entiende del perdón y sus razones,
al yacer en una oscura sepultura.
La aridez del desamor en el despecho,
cambia el aire en libertad, que respiramos
y viciado sólo hará, que lo que amamos
se convierta en acritud en nuestro lecho.
Ahora odiamos el error, de quien amando,
ha perdido en el amor, su recompensa,
porque amargo es el amor que se dispensa,
si no fluye hacia nosotros respirando.
En el beso que es sincero y compartido,
de la boca, el corazón habla de entrega,
si no fluye entre ambos y se niega,
se detiene en la tristeza su latido.
Si te dí mi alma entera por amar,
no perdí capacidad del sentimiento,
no caeré en la sinrazón de mi lamento,
porque ahora es cuando te comienzo a odiar.
Ese odio, transmutado con paciencia,
ha de ser para mí, la salvación,
si te amé, ahora me dicta el corazón,
sepultarte en la más fría indiferencia.
Escrito en Agosto 2021 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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