domingo, 8 de abril de 2018

Cuando se juega con las emociones 

¡Cuántas veces caen hacia adentro,

las lágrimas que no vertimos!.

No es sensiblería admitir que las emociones 

son la lava de un volcán en erupción 

y cuando desciende por dentro, 

dejando cicatrices en el alma,

el cielo se cae sobre las espaldas,

de quienes, mirando hacia la tierra,

ignoran el cielo, que les muestra 

un hueco azulado entre nubes

de tormenta.


Los dedos buscan ese espacio 

entre el paladar y los dientes, para emitir 

un silbido que se haga eco, 

en el blando corazón del silencio.


Mi mano despierta del letargo para proclamar 

lo que con mi voz no acierto a llegar 

hasta el valle.


¡Cuántas veces, los suspiros 

quedan retenidos! Cuando pujan 

por la libertad de ser y manifestar

su naturaleza de anhelos, con cerrojos

de razón y extrañas conveniencias admitidas,

para intentar salvarnos de las opiniones 

falseadas de los demás.


Escrito en Abril 2018 por Eduardo Luis Díaz Expósito.


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