jueves, 2 de julio de 2020

La belleza.

Si mis ojos se quemaran de belleza,
no tendría mi pecado remisión,
pues el cielo que se alcanza en la ilusión,
pronto haría que perdiera la cabeza.


Y si acaso, la belleza en mi camino
me obsequiará con el don de la videncia,
no hallaría explicación a mi experiencia,
ni a los hados que conforman mi destino.


Me presiento en la belleza, enamorado,
pues me aleja de la angustia y todo mal,
aunque sople fuertemente un vendaval,
es mi sol, que disuelve lo nublado.


No es capricho en la vacía vanidad,
algo brota de la entraña, y la belleza 
se prodiga por toda naturaleza,
como luz que manifiesta su verdad.


Es la forja, donde nacen y se templan
las virtudes de un milagro, que es mostrado,
pues tan bello es el motivo, si observado
le deslumbra  a los ojos que contemplan.


Escrito en Julio 2020 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”


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