nada detiene su pulso o recorrido.
No se merman los afanes e intenciones,
si son fuertes los resueltos corazones.
Sin embargo, se declara pasajero,
pues su tiempo tiene roto el monedero.
Si la vida es vagar siempre en la espera,
se pierden los segundos desde su esfera.
Nadie puede conseguir cambiar su giro,
retener por siempre el aire, eternamente.
Todo fluye sin cesar y es inconsciente,
exhalar nuestra vida en un suspiro.
Escrito en Julio 2020 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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