miércoles, 29 de julio de 2020

Las flores de aquellos días.

Hasta el más duro hueso será un día,
blanca harina y polvo resumido en el tiempo.
Nada es más ingrato que la huella 
de las pisadas de todas las edades, 
contempladas antes de fallecer.


Ni siquiera la lágrima más amarga, 
puede permanecer ajena a la sal
de  la tierra que la conforma.
Nuestro cuerpo se arruga, azotado 
por el viento seco y pierde su firmeza 
y juvenil elasticidad.


Se agrieta como tierra yerma, 
que perdió sus frutos en la desesperanza.
La juventud fue una brevedad 
con alas de mariposa y los pétalos de rosa
se marchitaron entre las hojas
de un viejo libro.


Escrito en Julio 2020 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.



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