sábado, 21 de mayo de 2011

El calor de la Llama

Se extingue una llama lentamente,
su cera en la tierra derramada,
será por nuestra angustia sepultada
entre las lágrimas de cera ya presente.

Mientras la llama era suficiente,
se vió su cuerpo inquieto con la vida,
como una idea alegre y compartida
con una dirección y plan muy consecuente.

La fé nos dice que a la llama
que lentamente apaga y que fenece
le sigue un humo fiel,que alzado crece
y sube tras la voz que le reclama.

Que todo aquí es fugaz,nada es eterno,
tan sólo el alma sabe lo preciso,
el cuerpo ignora qué es el Paraíso
y el mundo se convierte en un infierno.

Sabemos del dolor en esta vida,
de todo lo que son aconteceres,
pues nadie nos habló de los placeres
allende de la Vida Prometida.

Escrito por Zuhaitz el 14/8/1995 a las 8´30 de la mañana
dedicado a Maria Luisa mi "tia de los cuentos"

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