el silencio me susurrará al oído
ecos de soledad, con esa costumbre
de suavizar la gravedad de los hechos.
Espero que no se produzca un melodrama,
cuando inicie mi partida, tal vez esté solo
en una calle vacía y todos los que dijeron amarme,
habrán muerto o partido muy lejos de aquí.
Encenderé una vela y apostaré con ella,
para saber quien se apagará antes.
No creo que pierda, porque la vela seguirá encendida.
a pesar de que se apague para siempre, el brillo de mis ojos.
Seré un mar ingrávido, de lentas olas, que nacen
en el horizonte, para morir en la orilla,
tal vez de otra vida...
a punto de comenzar.
Escrito en Diciembre 2017 por Eduardo Luis Díaz Expósito ."zuhaitz".
No hay comentarios:
Publicar un comentario